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Los violonchelos tienen cuatro cuerdas cuyas notas son normalmente C (do), G (sol), D (re) y A (la) y ascienden en orden de tono, siendo C la nota más baja y A la más alta. Cuerdas para violonchelo E (mi) también están disponibles.
En la parte superior del violonchelo, las cuerdas se envuelven alrededor de clavijas en la caja de clavijas, mientras que en la parte inferior del violonchelo, las cuerdas se colocan en el cordal.
Las clavijas de violonchelo en la parte superior se utilizan para afinar el violonchelo aflojando o apretando la cuerda adjunta. Las cuerdas se estiran sobre el puente que transmite las vibraciones de las cuerdas al resto del instrumento a través del poste de sonido.
Anteriormente, las cuerdas se hacían con tripas de ganado vacuno y ovino, pero con los avances en la tecnología, se han fabricado cuerdas más nuevas y duraderas que se enrollan o bañan con metales como aluminio, cromo, plata, tungsteno, platino e incluso oro. Los avances en la tecnología central también han visto el surgimiento de núcleos sintéticos o metálicos.
Esto generalmente depende de la frecuencia con la que se toca el instrumento, de qué materiales está hecha la cuerda y cómo se ha configurado su instrumento.
La mayoría de los intérpretes de cuerdas cambian sus cuerdas cada 9-12 meses. Los jugadores profesionales reemplazan sus cuerdas con más frecuencia debido a la cantidad de horas que pasan practicando.
Las cuerdas pierden gradualmente su capacidad de respuesta y tono con el tiempo, incluso si no se tocan. El cambio regular hará que su instrumento produzca su mejor sonido.